Si algo hemos aprendido a lo largo de la pandemia es a valorar los desinfectantes de manos como se merecen. Por eso, hoy quiero explicarte cómo puedes hacer uno casero que respete todas las medidas de seguridad correspondientes.
Desgraciadamente, este año hemos tenido que hacer frente a una pandemia sin precedentes en la que los geles hidroalcohólicos se han convertido (junto a las mascarillas) en nuestros principales aliados a la hora de frenar el avance del coronavirus.
Eso también llevó a que, durante los primeros meses del encierro, se agotaran sus existencias en todas las superficies comerciales.
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Aunque esperamos que eso no vuelva a pasar y que tengamos que utilizarlo con menos frecuencia, no está de más saber cómo elaborar una alternativa.
Para que estés preparada en caso de necesidad o, simplemente, por si te apetece probar a crear uno desde tu hogar aprovechando lo que queda de vacaciones, te voy a explicar paso por paso cómo debes proceder.
Los elementos clave: normas básicas
Como un gel hidroalcohólico es un producto muy importante -ya que de él depende nuestra seguridad frente a amenazas externas-, es importante que seamos muy estrictos con estas pautas, para que funcione como corresponde.
Solo así lograrás obtener un producto que sea completamente eficaz y seguro.
Para ello, el elemento indispensable es que cuente al menos con un 70% de alcohol isopropílico, ya que esto será lo que determine si el gel será capaz de acabar con todos los gérmenes.
También gracias a la presencia de dicho compuesto conseguirá prevenir las infecciones e impedir que los microorganismos proliferen en nuestra dermis, por lo que actuará con toda la eficacia posible y servirá para limpiar tus manos y protegerte frente a los peligros.
Más allá de que la concentración de etanol supere o al menos iguale este porcentaje, son muchos los ingredientes que podemos sumar a la mezcla, como veremos a continuación.
Los ingredientes ideales: crea la fórmula
Cada cosmético es un mundo, y lo mismo puede extenderse a este producto de higiene, ya que cada marca apuesta por unos ingredientes diferentes que son los que determinan su textura, su aroma y el nivel de agresividad.
A estas alturas seguro que ya has probado geles desinfectantes de todo tipo y que tienes una idea aproximada de cómo debe ser uno que se adapte a tus preferencias y necesidades personales.
Así que aquí te voy a dar algunas ideas de los compuestos por los que puedes optar.
Más allá del alcohol isopropílico, entre aquellos elementos indispensables o más recomendables, nos topamos con, entre otros, con los siguientes:
- Gel de aloe vera. Para reducir la inflamación que genera el alcohol y hacer que las molestias y la irritación consecuentes sean menores, es importante añadir un humectante natural. Y nada mejor que este compuesto con múltiples beneficios, que además actúa como conservante.
- Aceite de lavanda. Si buscas combatir mejor bacterias y virus a la vez que reduces la contaminación, este ingrediente es ideal para ello. Al mismo tiempo, le aporta un aroma muy agradable y que tampoco es demasiado intenso.
- Aceite de árbol de té. Debido a sus beneficios antivirales y antibacterianos, será otro gran aliado en esta mezcla. Encima, aporta una sensación de frescor que resulta muy agradable y da la impresión de que limpia más a fondo.
- Aceite de almendras o rosa mosqueta. En caso de que tu piel sea especialmente sensible o tengas problemas de dermatitis, nunca está de más echar unas gotitas más de algún aceite esencial que sea nutritivo y ayuda a evitar la deshidratación.
- Envases. Uno o dos, dependiendo de lo que prefieras. En mi caso me gusta optar por uno grande con dispensador práctico, estilo grifo, para guardar la mezcla y otro pequeño que pueda llevar siempre encima.
Cómo elaborar un desinfectante de manos: guía paso a paso
En el momento en el que tengas todo listo, ya solo debes despejar una superficie amplia en la que ponerte a maniobrar y emplear un cuenco (de cristal, mejor) y una cuchara (o la herramienta que prefieras) para remover la mezcla.
Dicho esto, comenzamos:
- En el recipiente debes añadir ocho cucharadas grandes de gel de aloe vera, da igual que sea comprado o que la acabes de extraer de una hoja recién cortada.
- Añade poco a poco 90 mililitros de alcohol isopropílico (el equivalente a seis cucharadas grandes, soperas) mientras no dejas de remover en ningún momento.
- Cuando se hayan mezclado bien, agrega el resto de elementos, directamente con el cuentagotas de sus envases, para que no se contamine lo que queda. Que sean aproximadamente 10 cucharadas de cada aceite esencial, aunque pon más o menos dependiendo de lo que quieras conseguir.
- Después, remueve otra vez, hasta que quede un líquido homogéneo. Ten en cuenta que si añades algo más de aceites, quedará más líquido, mientras que agregas mayor cantidad de gel de aloe vera, será más gelatinoso, por lo que elige en función de la textura que quieras.
- Una vez esté todo listo, ya solo debes hacer el traspaso al frasco que hayas elegido. Puedes hacerlo con la misma cuchara que has empleado para remover, si la abertura es suficientemente grande. En caso contrario, ayúdate de un embudo para conseguirlo.
Existen otras muchas alternativas, pero después de haber probado varias opciones (algunas que requieren días de reposo), esta es la que más me convence.
Para empezar, porque resulta sencillo de hacer. Además, no te roba mucho tiempo y los resultados son excelentes.
Encima, los ingredientes se encuentran sin problema en tiendas.
Lo único con lo que debes tener cuidado es con los compuestos que utilices, que debes comprarlos para que sean de calidad, ya que de esta manera evitas las posibles contraindicaciones.
Cómo debes utilizarlo para evitar el contagio
Por mucho que te haya quedado el gel perfecto, de poco te va a servir si no sabes cómo aplicarlo.
Así que, para evitar este problema, vamos a repasar las pautas claves que nos indican cómo hay que utilizarlo.
En cuanto al método de empleo en sí, es similar a un lavado de manos con gel y agua tradicional.
Es decir, que debe durar al menos 20 segundos y tiene que abarcar toda su superficie, incluyendo el dorso y el hueco entre los dedos.
A continuación, deja que el producto se seque del todo. Nunca debes retirar los restos después, pues esto haría que perdiese eficacia y que esas zonas quedasen expuestas.
Para evitar el contagio, tienes que utilizarlo antes de ingerir alimentos, después de estornudar o toser y siempre que hayas tocado alguna superficie fuera de tu casa, sobre todo las barandillas del metro o de cualquier otro transporte público.
Además, cuando llegues a casa, echa una pequeña cantidad en tu móvil, para limpiar toda su superficie, pues en su pantalla se suelen acumular muchos gérmenes.
No abuses de la dosis, porque al ser un aparato electrónico, podría estropearse, y luego dale con un paño para retirar el exceso.
Las ventajas del gel hidroalcohólico casero
Estupendo, con todo esto claro, es evidente que no es tan difícil de realizar un gel hidroalcohólico desde tu hogar, pero… ¿Merece la pena invertir tiempo en ello? ¿Va a ser igual de útil que uno comprado? ¿Por qué motivos puedes apostar por uno casero?
Siempre que hayas seguido las claves que hemos visto en el primer punto, no debes temer por su eficacia, ya que será seguro. Por lo demás, te voy a dar algunas de las ventajas con la que cuenta un producto realizado por ti misma:
- Un producto personalizado. Eres tú quien elige los ingredientes que usar, así como la consistencia final y el aroma, se trata de un gel completamente adaptado a tus gustos, a diferencia de lo que ocurre con los comprados, que a veces son una tómbola.
- Calidad asegurada. Siempre que prestes atención a los compuestos con los que te hagas, sabrás que tu gel es bueno. Encima, así evitas irritantes, parabenos o un exceso de conservantes, al igual que otros compuestos potencialmente nocivos.
- Comodidad desde el hogar. En un año en el que la movilidad está muy restringida, es otra ventaja, pues con pocos ingredientes puedes hacer grandes cantidades que te durarán bastante tiempo, sin necesidad de meterte en tiendas en plena campaña navideña.
- Ahorra dinero. En general, hacerlo en casa te sale más económico, ya que aunque tengas que comprar los ingredientes, estos no son excesivamente caros y con ellos puedes crear grandes cantidades de gel.
- Cuida el medioambiente. Al reutilizar un envase de plástico, reducimos la cantidad de plástico que consumimos, pues así no tendremos que comprar y tirar múltiples botes pequeños que se agotan en pocas semanas.
- La satisfacción personal. Al menos en mi caso, me resulta muy agradable obtener productos que he hecho por mi propia cuenta, por lo que puede ser otro buen motivo que valorar y que te anime a decidirte ahora que ya sabes cómo hacer desinfectante casero de manos.