Cara

Diferencia entre tónico y agua micelar

El calor nos lleva a sudar y a sentir constantemente que tenemos la cara sucia o repleta de brillos que resultan muy molestos y poco estéticos. Para evitarlo no hay nada como usar un buen limpiador, aunque para ello primero debes conocer la diferencia entre el tónico y el agua micelar, ya que esto te ayudará a evitar cometer errores.

Suele ser habitual que usemos ambos conceptos como sinónimos y, por tanto, los apliquemos de manera indiferente. Esto también hace que no tengamos claro lo que distingue a ambos productos. De esta forma, los terminamos usando mal. Para que no te pierdas entre los complejos conceptos del mundo de la cosmética, he preparado este artículo.

Mi objetivo es que veamos brevemente las similitudes y puntos diferentes entre ambas alternativas, para que descubras cuál se adapta mejor a tu situación en cada ocasión y no realices una compra equivocada o, peor, la líes en tu propia cara.

Ya verás cómo en tan solo unos párrafos te conviertes en toda una experta capaz de distinguir estos dos líquidos tan ligeros y destinados a objetivos similares. Gracias a este repaso aprenderás todo lo necesario y podrás hacer frente a tu siguiente compra, con la que dejarás tu cutis reluciente.

Tónico facial: lo que debes saber

Abrimos con el tónico, porque quizás sea el que más confusión te genere. Al menos, es lo que me ha sucedido, ya que yo estuve varios años dándole un mal uso por no haberme informado bien, pues solo sabía que se trata de un cosmético a base de agua, que es reparador y nutritivo.

De entrada, es un producto algo más denso que el agua micelar, pero esto tiene que ver con su función, ya que es el encargado de ayudar a reequilibrar el pH de la dermis tras haber usado alternativas limpiadoras, en especial si estas han sido agresivas.

A su vez, suele resultar muy refrescante y agradable en el momento en que entra en contacto con la piel, ya que alivia las molestias que podamos tener y aporta una excelente sensación de calma, algo que se agradece especialmente en estos meses de calor.

Quizá por esto, algunos productos son demasiado hidratantes como para usarlos en pieles grasas, aunque para ello tendrás que buscar uno que se adapte muy bien a las características concretas de tu dermis.

¿Cuáles son los resultados que ofrece?

El objetivo es prevenir que se dañe o altere el rostro, por lo que es especialmente útil en quienes tienen pieles sensibles o vienen de aplicar técnicas especialmente abrasivas. No solo eso, ya que además ayuda a cerrar los poros que hemos abierto a la hora de limpiar.

De esta manera, una vez quedan libres de suciedad, evitamos que vuelvan a contaminarse y, por tanto, evitamos la aparición de nuevos granitos. Es cierto que también acaba con las pieles muertas, pero no alcanza el mismo nivel de eficacia que el agua micelar, ya que esta no es su misión principal.

Lo que sí consigue es dejar el cutis preparado para el resto de cosméticos que se vayan a emplear a continuación. Por este motivo debe utilizarse siempre después de tu limpiador principal y antes de los productos hidratantes.

Agua micelar: qué es

A continuación seguimos el repaso con este cosmético, un limpiador ligero muy similar al agua en su aspecto y composición, como su propio nombre indica. Esto hace que sea muy respetuoso con la dermis, pero ojo, porque ello no le hace perder ni un ápice de eficacia.

Al contrario, pues se trata del que seguramente sea el mejor limpiador de la actualidad y encima sirve para todo tipo de cutis, porque es muy delicado con el cuerpo independientemente de si tienes tendencia a acumular sebo o a que se seque en exceso.

Gracias a las micelas de su composición, el producto detecta, aísla y elimina las partículas de suciedad de todo tipo, incluyendo la grasa que generamos en abundancia, los restos de maquillaje o el sudor acumulado. Todo ello con delicadeza, para no dañarte, secar o generar tirantez.

¿Cuáles son los resultados que ofrece?

Como consecuencia de lo que acabamos de ver, el agua micelar libera los poros y oxigena la piel, haciendo que el rostro respire y que el acné desaparezca. Encima, aporta una ligera nutrición muy beneficiosa y no genera problemas de irritación o rojeces, incluso aunque padezcas dermatitis.

Por ello, es estupenda para dejar tu cara lista para comenzar tu rutina mañanera y acabar con la suciedad acumulada durante la noche, pero también es estupenda a la hora de hacer que el rostro quede limpio antes de irte a dormir.

Si todo esto te parece poco, que sepas que encima es muy eficaz con todo tipo de maquillaje (salvo, quizá, el water proof si no apuestas por una buena marca) y que, a su vez, permite que el resto de cosméticos que emplees a continuación desaten su eficacia por completo. Así, tendrás el rostro siempre bien limpito y nutrido.

Principales similitudes y diferencias

Imagino que más o menos ya tendrás una idea aproximada de cuáles son las funciones de cada uno de estos productos, pero vamos a profundizar en sus parecidos y discrepancias, para que descubras cómo y cuál usar en cada situación, y así andes siempre lista.

De entrada, se parecen en su aspecto acuoso y tirando a transparente, que por supuesto remite a esa bebida tan saludable que sale de nuestros grifos. Solo que, aunque las dos sean líquidas, el tónico suele ser un poquito más denso y untuoso al tacto.

Asimismo, comparten que su método de empleo sea a través de un algodón o un disco de textura similar, en el que debes echar unas gotitas de producto antes de pasarlo por el cutis mediante unos suaves toquecitos, sin arrastrar o hacer mucha fuerza. Pero vamos a verlo más a fondo.

¿Cuántas veces y cómo se aplican?

Ten en cuenta que el agua micelar siempre es el primer paso de una rutina de limpieza o facial, porque acaba con todas las impurezas y deja la tez libre de irregularidades, de cúmulos de suciedad o de restos de maquillaje.

Por su parte, el tónico se utiliza después del agua micelar, porque no sirve para limpiar a ese nivel, si no que su función es la de recuperar la dermis tras haber empleado productos más agresivos o que alteran su composición.

En ambos casos, su aplicación prepara el cutis para recibir el resto de productos, que penetrarán más a fondo y, así, actuarán con mayor eficacia. Por ello, es importante que los emplees a diario, sin excepciones, y que tengas cierta constancia, para potenciar los resultados.

Ten en cuenta que el mínimo recomendado de aplicaciones es dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, pero podrás repetir siempre que quieras porque no tienen ningún efecto adverso y te pueden aportar una sensación refrescante muy agradable.

Conclusiones finales

Parece fácil deducir cuál sirve para cada momento, pero de todas formas, vamos a verlo con un poquito más de detalle. Para que no te quede ninguna duda de en qué contexto aplicar cada uno de ellos y así logres los mejores resultados posibles.

En el primer caso, el agua micelar es un cosmético súper versátil que puedes usar siempre que quieras retirar la suciedad que se va quedando acumulada en el rostro, incluido ese exceso de sudor que tendemos a segregar durante estos meses de sofoco.

Mientras, acude al tónico cuando notes que tu dermis se irrita o que necesitas darle un empujoncito tras haber aplicado productos muy agresivos, como puede ser un exfoliante o un limpiador cutáneo muy profundo.

Pero claro, tendrás que buscar uno que se adecúe a las características de tu cutis, para que no acabe haciendo lo contrario a lo que buscas, ya que su fórmula es más importante que se adapte a las necesidades de tu piel que la del agua micelar, que es más todoterreno.

Entonces, ¿cuál debes utilizar?

Vamos, que aunque a simple vista los veamos muy parecidos, son dos opciones con características diferentes y que, por esta razón, hay que usarlos en momentos distintos. Por tanto, para limpiar, siempre acude al agua micelar, el gran imperdible de toda rutina facial que se precie.

Esto no quiere decir que el tónico sea algo secundario, porque también es interesante contar con uno para cuidar la piel antes de que sufra daños que podrían ser irreversibles. Además, aplicar ambos te ofrecerá una limpieza más profunda y una nutrición más completa.

Por todo lo que acabamos de ver, son dos cosméticos que podemos considerar complementarios. Esto se debe a que nunca uno va a sustituir al otro, porque sus funciones tienen puntos en común, pero no sirven para exactamente las mismas cosas.

Así que, ahora que ya sabes cuál es la diferencia entre el tónico y el agua micelar, ya puedes darle a tu rostro el cuidado que necesita. Hazte con productos de calidad y limpia y tonifica.