Aunque las cremas hidratantes ya se han convertido en una parte indispensable de nuestra rutina de cuidados diarios, no le damos la importancia que merece a un buen exfoliante natural. Si quieres saber más al respecto, aquí te hablo sobre los mejores y te explico cómo puedes hacer uno casero.
Mi objetivo es destacar la relevancia de unos productos que son capaces de sanear la dermis y de renovar sus células cutáneas, de modo que tu piel luzca más sana, uniforme y bonita en cuestión de unos días.
Es decir, que sin duda debería ser un must en tu neceser de cosméticos.
No te pierdas: Los mejores exfoliantes para el cuerpo
Pero, ¿qué debes saber sobre ellos ¿Cuáles son las ventajas que tiene realmente este método? ¿Existen contraindicaciones? ¿Es apto para todo tipo de pieles? ¿Cómo puedes crear tu propio exfoliante sin moverte de casa?
Eso y mucho más es lo que pretendo resolver en los siguientes párrafos, en los que intentaré contestar todas tus dudas con el objetivo de que te animes a probar un tratamiento excelente que, una vez cates, se convertirá también en uno de tus imprescindibles.
Puedes leer nuestra recomendación en: Mejores exfoliantes faciales
¿Cuáles son los beneficios de una buena exfoliación?
Para comenzar, vamos a ver por qué es tan importante comenzar a exfoliar la piel con cierta frecuencia y los motivos por los que conviene que apuestes por este tipo de productos, sobre todo aquellos de origen 100% natural.
También intentaré responder a todas las preguntas que puedas hacerte, así como explicarte con detalle cómo es el proceso de aplicación y qué compuestos principales son los más adecuados en cada caso, para que de esta manera consigas magnificar sus resultados.
¿Cómo actúa?
Antes de entrar en detalles, es importante primero recordar que nuestra piel está formada de diferentes capas. La exterior, conocida como epidermis, tiene a su vez cinco subcapas distintas, que son las que más nos interesan en este caso.
La primera, la externa, es la que más se ve afectada por factores como el clima o la polución, motivo por el que tiende a acumular células muertas, suciedad y otras partículas, como el polvo o el polen, lo que le da un aspecto envejecido, sin brillo y áspero a nuestro cutis.
Mientras, en la última es donde se crean las nuevas células, que se van moviendo para ascender poquito a poco y, de esta manera, renovar el resto de capas superiores, haciendo que luzca más sana, tersa y uniforme.
Para que la piel mantenga su estado correcto, es importante tanto facilitar a estas células cutáneas recién nacidas que lleguen a la parte exterior como eliminar aquellas muertas que se quedan acumuladas en las distintas zonas de nuestro cuerpo.
Porque, más allá del aspecto poco estético que ofrece, esta aglomeración encima podría hacer que se taponen nuestros poros, lo que a su vez hace que aparezca acné, líneas de expresión y otras marquitas.
Con este objetivo debemos utilizar los exfoliantes corporales y faciales, ya que ayudan a retirar cualquier tipo de resto que se quede acumulado sobre la superficie de la dermis. Es decir, que su principal beneficio es renovar y sanear la piel.
Esto consigue, a su vez, aumentar la proliferación celular, mantenerla oxigenada en todo momento y, en definitiva, hacer que quede suave, hermosa y radiante.
A su vez, un uso prolongado de este tratamiento fomenta que la textura se vuelva más uniforme y que las señales de la edad desaparezcan como resultado de la presencia de esta nueva capa recién nacida. Es decir, que también nos veremos más jóvenes.
Otra ventaja realmente interesante es que todo esto consigue a su vez que el resto de cosméticos que utilicemos a posteriori penetren mejor en la piel, de manera que actuarán desde el mismo interior de la misma y, por tanto, serán mucho más eficaces.
¿Quién puede utilizar estos productos?
Las condiciones de nuestra dermis son las que determinan qué tipo de cosméticos podemos utilizar en ella sin problema y cuáles no son ideales en tu caso porque tienen asociados algunas contraindicaciones o efectos secundarios.
En este caso, por fortuna, no debes preocuparte, ya que los exfoliantes están recomendados para todo el mundo. Simplemente tienes que asegurarte de elegir el tratamiento que sea más adecuado en tu caso concreto.
No será lo mismo el cuidado que necesitarás si tienes la piel muy grasa que si sufres de dermatitis, sobre todo porque algunos productos o ingredientes con propiedades exfoliantes quizá sean demasiado abrasivos o grasos para ti.
Los compuestos más recomendables para unos y otros los veremos en el siguiente apartado. Por ahora solo quiero explicar que una correcta exfoliación te permitirá eliminar la suciedad que se haya acumulado, liberando los poros y evitando la formación de más granos.
Por eso, es conveniente para dermis que tengan exceso de sebo o una alta tendencia a generar acné, como suele ocurrir durante la adolescencia.
Por otro lado, como también es un método que sirve para oxigenar y renovar la piel, vendrá bien para quienes padezcan problemas de sequedad y/o sensibilidad.
Como a su vez la deja suave y permite que otros productos se absorban mejor, conseguirá que se nutra con mayor profundidad.
¿Qué ingredientes son los ideales para exfoliar la piel y cómo clasificarlos?
Cada compuesto tiene unas características concretas que harán que sean más beneficiosos en unos casos que otros.
Por eso, para hablar de los ingredientes adecuados en cada caso, es importante antes establecer los dos grandes grupos que existen.
De manera resumida, podemos distinguir dos categorías de exfoliantes, que se establecen en función de la manera que tienen de actuar sobre nuestra dermis y, por tanto, de su grado de agresividad en ella.
Los dos tipos son los siguientes:
Físicos
Los exfoliantes físicos son capaces de eliminar de manera manual las células muertas y otros restos que se acumulan en las capas exteriores. Por eso, tienden a ser más intensos y abrasivos.
Es decir, que son mejores para pieles grasas que para aquellas más sensibles, en especial si están hechos a base de partículas grandes e irregulares o si requieren que frotemos mientras lo estamos aplicando.
Su uso mejora el drenaje linfático, aumenta el flujo sanguíneo y, en definitiva, nos deja la piel renovada, sedosa y resplandeciente.
En esta categoría encontramos ingredientes como el azúcar, las semillas de jojoba o las microperlas, entre otros.
Químicos
Por su parte, los exfoliantes químicos trabajan disolviendo los enlaces de las pieles muertas, lo que como resultado hace que se desprendan de la dermis y dejen paso a las células cutáneas nuevas.
De esta manera, actúan con mayor suavidad y son capaces de mejorar las capas externas con delicadeza, sin causarnos irritaciones o cualquier otro tipo de molestias.
Esto se debe también a que su aplicación, por norma general, no requiere que frotemos. Encima, en su formulación priman los compuestos bajos en ácidos y las enzimas naturales.
En todos los casos, lo importante es que priorices aquellos compuestos de origen natural y que evites las fórmulas con irritantes, alcoholes o parabenos, pues serán todavía más agresivas con la piel, lo que podría llegar a dañarla.
Algunos de los más conocidos son:
- El azúcar, el ingrediente estrella, pues sus granos permiten hacer una exfoliación profunda sin llegar a dañar. Sirve tanto la blanca de toda la vida como la morena.
- La sal. En contraposición, este ingrediente también es un gran exfoliante, solo que algo más agresivo, de modo que no es apto para quienes tengan dermatitis o para zonas previamente irritadas.
- La avena, tanto molida como en harina. Permite exfoliar, suavizar y reducir la inflamación a la vez que contiene propiedades calmantes que acaban con la irritación. Por eso, es perfecta para pieles sensibles.
- El café granulado, que elimina las impurezas, quema la grasa acumulada y tiene una gran acción lipolítica. Por todo esto, además de exfoliar, ayuda a combatir marcas como la celulitis.
- La arcilla verde, quizá el ingrediente más complicado de encontrar de todos los de esta lista. Regenera, cicatriza y depura, por lo que acaba tanto con las células muertas como con las toxinas.
Cómo puedes crear tu propio exfoliante desde casa
Una vez tenemos todo esto claro, podemos pasar a valorar qué tipo de exfoliación será más adecuada en nuestro caso y qué resultados nos gustaría priorizar.
Lo mejor es que ni siquiera tendrás que acudir a cosméticos profesionales ni dejarte un dineral en un tratamiento, pues con un puñado de ingredientes naturales podrás crear sin moverte de tu hogar un producto eficaz, de calidad y que se adapte a tu piel.
Precisamente de todo eso vamos a hablar en este último bloque, en el que compartiré las fórmulas que mejor me han funcionado a mí en cada ocasión y te daré algunas pautas sobre cómo debes realizar el tratamiento.
En base a los compuestos que selecciones, conseguirás unas propiedades u otras, así como unos beneficios especialmente diseñados para trabajar pieles o problemas concretos.
Como existen tantas combinaciones que sería imposible nombrarlas todas, quiero hacer una selección de mi favorita en cada caso.
Para pieles sensibles: Exfoliante de avena
Con dos cucharadas de leche en polvo y media tacita de avena, conseguirás a base de remover bien en un bol una pasta de textura cremosa y lo suficientemente homogénea como para aplicarla por el cuerpo.
Debido a que la avena absorbe el exceso de grasa sin llegar a resecar, reduce las manchas y elimina las células muertas, será estupenda para conseguir un tratamiento profundo que al mismo tiempo es delicado con la piel.
Simplemente deja reposar la mezcla unos segundos y luego extiéndela sobre la zona elegida, donde debe reposar alrededor de unos 10 o 15 minutos. Después, solo debes retirarla con agua tibia y disfrutar de la increíble suavidad que aporta.
Además, como es poco agresiva con tu dermis, resulta apta también para aplicarla en el rostro y puedes incluso exfoliarte dos veces a la semana siempre que utilices esta excelente mezcla.
Para pieles secas o irritadas: Exfoliante de aceite de oliva y azúcar
El azúcar sin duda es uno de los grandes ingredientes exfoliantes debido a que su textura granulada la hace apta para casi cualquier tipo de piel. Encima se disuelve con velocidad, posee un suave aroma dulce y ofrece grandes resultados.
En este caso, tienes que mezclar dos partes de azúcar con una de aceite de oliva, que aporta una gran nutrición al mismo tiempo que permite que la mezcla sea suficientemente densa como para extenderla sin problema.
Más allá de hidratar en profundidad, nos otorga una gran suavidad y deja la dermis muy lustrosa. Por ese motivo, es estupenda para quienes tengan la piel seca o para quienes busquen un cuidado extra ahora que llega el frío.
Además, esta combinación tiene otra aplicación muy interesante, y es que se puede aplicar con un bastoncillo de algodón en los labios, con el objetivo de eliminar las pieles sueltas que también se acumulan en ellos.
Para combatir la celulitis: Exfoliante de café, miel y sal
Si lo que buscas es acabar con la molesta piel de naranja y devolverle a tu cuerpo un aspecto más terso, uniforme y juvenil, el café será tu mayor aliado, ya que contiene grandes propiedades antioxidantes.
Seguro que te interesa: Cómo puedes eliminar la celulitis: guía fácil para combatirla
Debes utilizar sus granos molidos y mezclarlos con una cucharada de miel (o aceite de oliva, si quieres una textura menos densa) y un puñado de sal, así exfolian más a fondo a la vez que te aportan una excelente nutrición.
Solo debes esperar tres minutos para que haga efecto y, después, aclarar con una abundante cantidad de agua, vigilando que no se haya quedado ningún granito pegado a la piel
Eso sí, ten en mente que para que se aprecien los resultados deberás ser constante con el tratamiento y que, además, hasta pasadas unas semanas no comenzarán a verse en su totalidad.
Para eliminar la grasa: Exfoliante de bicarbonato y limón
En caso de que busques acabar con el exceso de sebo, seguro que sabes que tienes que evitar a toda costa compuestos grasos como los aceites o el aguacate, ya que solo conseguirán el efecto contrario.
Por eso, en esta ocasión, apostamos por una mezcla que limpia y deja la piel brillante por méritos propios. Para conseguirlo, mezcla tres cucharadas colmadas de bicarbonato con el zumo de un limón mediano, batiendo hasta conseguir una especie de pasta.
Aplícala por la zona en la que te haga falta (siendo el rostro normalmente la más afectada por la grasa) y deja que actúe durante al menos 15 minutos antes de retirar la mezcla con una buena cantidad de agua fría.
No pierdas de vista que la acidez del cítrico puede causar irritaciones en aquellas dermis sensibles, por lo que debes evitar este tratamiento si ese es tu caso. Otra alternativa es que, si quieres algo menos abrasivo, cambies el bicarbonato por azúcar.
Para acabar con los puntos negros: Exfoliante de clara de huevo
Por último, si tu problema son los poros taponados y los molestos puntos negros que aparecen como consecuencia, vamos a ver la mejor técnica natural para limpiar los folículos a fondo y de una vez por todas.
Extrae la clara de un huevo (que contiene múltiples nutrientes que combaten la flacidez, entre otras beneficios) y bátela en un un recipiente con profundidad. Después, aplícala sobre la cara limpia ayudándote de una brocha.
Haz especial énfasis en aquellas zonas en las que más notes grasa acumulada, como suele ser la denominada área T, que incluye la frente, la nariz y la barbilla.
Sobre esta fina capa coloca dos o tres hojas de papel higiénico (intentando que sean finas en vez de demasiado gruesas) y vuelve a repetir el proceso de embadurnar con la clara.
Ahora tienes que esperar 30 minutos con esta mascarilla casera. Pasado ese tiempo, el exfoliante se habrá secado y solo tendrás que retirar los pedazos de papel tirando hacia arriba. No te preocupes, porque no resulta doloroso.
Ya solo queda limpiarte la cara con agua y disfrutar de la sensación de tener la tez luminosa y libre de imperfecciones.
Y si te has quedado con ganas de más, aquí tienes otras opciones que puedes poner en práctica.
¿Cada cuánto debo utilizarlo?
A diferencia de lo que ocurre con otros cosméticos, por mucho que los exfoliantes deben formar parte de nuestra rutina, no están pensados para usarse a diario, ya que podrían rasgar e irritar la dermis.
Por eso, la frecuencia ideal suele ser de una vez por semana. En caso de que tengas problemas de dermatitis o de sensibilidad extrema, mejor que lo hagas cada dos, para que des tiempo a tu piel a recuperarse.
No pierdas de vista que su función esencial es la de acabar con las células cutáneas muertas y hacer que afloren al exterior las nuevas, para lo cual hace una limpieza profunda de nuestra epidermis cada vez que realizas el tratamiento.
Ese es el motivo de que, si abusas del exfoliante, lo que conseguirás será dañar la barrera de protección natural, eliminar también la piel que se encuentra en buen estado y, como consecuencia, causar irritación, rojeces y otras molestias.
¿Cómo debes aplicarlos para que sean más eficaces?
Por último, quiero detenerme en el método de empleo adecuado, ya que un mal uso puede echar a perder todos sus beneficios y, en este caso, también podría hacer que nos hagamos daño.
Como siempre que usemos un cosmético, lo primero es asegurarnos de que la piel ha sido previamente lavada, para evitar que arrastremos más de la cuenta la suciedad por ella.
Usa un poco de agua templada del grifo o incluso un agua micelar o una loción limpiadora si lo prefieres. Tampoco te olvides de lavarte bien las manos, que son la herramienta que utilizaremos para extender la mezcla.
A su vez, conviene que la dermis haya sido humedecida previamente, porque así el tratamiento resulta menos agresivo. Puedes optar por realizarlo al salir de la ducha o, simplemente, por echar algo de agua sobre las zonas a trabajar antes de ponerte manos a la obra.
A continuación, extrae una pequeña cantidad y ve extendiéndola con las yemas de tus dedos, intentando que quede una capa uniforme encima de las áreas que vayas a tratar. A su vez realiza una ligera expresión y haz movimientos circulares.
Esto hace que se active la microcirculación al mismo tiempo que permitimos que el producto penetre algo mejor, lo que aumentará su eficacia.
El paso siguiente consiste en esperar. El tiempo variará en función del producto que hayas elegido, aunque por norma general suelen rondar los 10 minutos. Después, ya solo tienes que aclarar con abundante agua fría, que sirve para mejorar el flujo sanguíneo y cerrar los poros)
Con esto, ya habrías terminado, aunque si quieres una piel más cuidada, lo ideal sería que a continuación utilizases una buena crema hidratante, para aportarle la nutrición que tan bien le viene.
También puedes ayudarte de un guante exfoliante, una esponja, o un cepillo.
Después de todo lo que hemos visto, espero que hayas descubierto las bondades de este tratamiento y lo sencillo que es ponerlo en práctica desde la comodidad de tu hogar. Porque, a pesar de lo que pueda parecer, es cómodo y práctico.
Ojalá que descubrir qué es un exfoliante natural, los mejores que existen y cómo puedes hacer uno casero te anime a lanzarte a experimentar y a descubrir por ti misma las maravillas que ofrece.