No hay nada como eliminar las pieles muertas para renovar nuestra dermis y dejarla lustrosa. Para ello, es muy útil contar con un guante exfoliante, pero también tener muy claro qué es este objeto, cómo hay que utilizarlo y qué pautas conviene seguir para elegir uno.
En caso de que quieras iniciarte en este fantástico tratamiento, has llegado al lugar adecuado, ya que en este artículo vamos a ver de forma clara y sencilla todos los detalles que tienes que controlar antes de ponerte manos a la obra.
De esta manera, a lo largo de los siguientes párrafos podrás descubrir desde los beneficios de la exfoliación a la importancia de pasar de forma adecuada este tipo de guantes por tu dermis, pues de lo contrario podrías hacerte daño.
Por tanto, presta mucha atención y no te preocupes, que manejar la técnica es sencillo. Eso sí, ten en cuenta que, una vez lo pruebes, se convertirá en un imprescindible de tus cuidados rutinarios.
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Las razones por las que debes apostar por la exfoliación
En los últimos meses, parece que estos tratamientos se han puesto más de moda que nunca.
Quizá se deba a que, ahora que pasamos más tiempo en casa, disponemos de ratos más grandes de ocio que podemos invertir en cuidarnos.
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Pero poco te va a servir tener un guante exfoliante si antes no comprendes por qué este tratamiento es tan beneficioso para la piel de todo tu cuerpo, hasta el punto de que es la manera más eficaz de sanearla.
Así que, para ponerle solución, a continuación iremos resolviendo las principales dudas que se suelen tener acerca de esta excelente técnica diseñada para ofrecerle un cuidado a fondo a nuestra dermis.
¿Qué es y cómo actúa sobre nuestra piel?
La exfoliación es un método de cuidado más agresivo que las cremas porque lo que hace es trabajar directamente sobre la epidermis, que es la capa más externa de la piel.
Básicamente consigue eliminar las células que, tras agotar su ciclo vital, se quedan acumuladas en la superficie y, al mismo tiempo, hacer que se generen nuevas células cutáneas que tendrán que ir ascendiendo desde la capa interna.
Es decir, que actúa a varios niveles.
Además, mientras acaba con las pieles muertas, también arrastra el exceso de sebo y otras partículas de suciedad, polen o polvo que se hayan podido quedar acumuladas en el cuerpo con el paso de los días.
De esta manera, consigue eliminar todos esos pequeños elementos que deslucen nuestra piel al hacer que se quede áspera, moteada y con una apariencia poco uniforme.
Si te notas el rostro sin vida y cansado, este puede ser uno de los motivos principales.
El resultado de una exfoliación no es solo que el cutis se vea más sano y bonito, ya que sus beneficios van mucho más allá de estas cuestiones más superficiales y estéticas.
Para empezar, porque al acabar con la grasa, consigue liberar los poros que se habían quedado taponados y esto tiene como consecuencia una notable reducción de los granos y las manchas, así como de las arrugas.
Debido a todos estos beneficios, es una técnica que se lleva empleando siglos.
Por mucho que nos pueda parecer reciente o novedosa, lo que podemos encontrar ahora es una actualización de los rituales de cuidados que ya se llevaban a cabo en el antiguo Egipto.
Una diferencia primordial es que, en la actualidad, podemos realizar este tratamiento de varios métodos, que son los siguientes:
- Mediante exfoliantes físicos, lociones o mascarillas que poseen partículas granulares de distinto grosor, que son las que eliminan las células muertas. Son manuales y más abrasivos que otras técnicas. Por eso, son ideales para pieles grasas.
- A través de exfoliantes químicos, que son aquellos que actúan mediante ácidos naturales que disuelven los enlaces de las pieles muertas. De esta manera, son más suaves y no causan irritaciones, por lo que vienen genial a quienes padecen dermatitis.
- Con exfoliantes enzimáticos, una alternativa mucho más suave y respetuosa con la piel.
- Con la ayuda de un cepillado en seco. Esta exfoliación se realiza mediante objetos concretos que pueden ser naturales y de uso manual o eléctricos. La gama es tan amplia que hay uno adaptado para cualquier tipo de necesidad concreta.
- De la mano de un guante, un producto muy interesante del que hablaremos más a fondo en el siguiente apartado, para que descubras todo sobre él.
¿Cuáles son sus principales beneficios?
Por todo lo que hemos visto, la exfoliación consigue dejar la piel renovada y muy sana, de modo que a simple vista se aprecia más uniforme, lisa, tersa y luminosa, mientras que al tacto queda realmente sedosa y libre de imperfecciones.
En cuanto a sus beneficios de manera más detallada, la lista es extensa, por lo que mejor vamos a hacer un resumen claro de sus principales ventajas, que son las siguientes:
- Permite eliminar las pieles muertas, el exceso de grasa y otras partículas de suciedad que se quedan acumuladas en las capas externas de la dermis.
- De esta manera, acaba con las toxinas y libera los poros, haciendo que queden limpios. La consecuencia directa es que resulta una manera excelente de frenar el acné.
- Promueve la renovación celular, haciendo que la piel se vea más tonificada y sana.
- Esto, a su vez, combate marcas como las manchas, los granos y las arrugas, por lo que resulta una manera estupenda de hacer frente a las señales del envejecimiento.
- Al mismo tiempo, oxigena nuestra piel y estimula el sistema linfático, que es el que se encarga de mantener en buen estado los tejidos y órganos de nuestro sistema.
- También resulta útil para combatir irregularidades como la celulitis o las estrías, dado que consigue suavizar y disimular la piel de naranja.
- Hace que el proceso de depilación sea bastante más cómodo, puesto que evita que los vellos se queden enquistados.
- Si tomas el sol (siempre con protección) para coger algo de color, realzará tu bronceado incluso en estos meses de frío e invierno.
- Además, como consecuencia de todo esto, la exfoliación permite que el resto de cosméticos que usamos sobre ella penetren con más facilidad en la piel, de manera que serán mucho más eficaces.
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Todo sobre los guantes exfoliantes: clases, técnicas y consejos
Una vez que hemos aclarado qué es la exfoliación y cuáles son sus principales ventajas, ya podemos pararnos a ver cómo funcionan estos guantes especializados, para que seas capaz de comprender dónde residen las claves de este producto.
Para empezar, explicaremos qué son para después pararnos a ver cómo debes utilizarlo, para quiénes están recomendados y lo que debes tener en cuenta a la hora de elegir uno.
¿Cuáles son sus principales beneficios?
Los guantes exfoliantes son unos accesorios de higiene corporal, en apariencia similares a las manoplas, por lo que resultan fáciles de reconocer a simple vista.
Sirven como alternativa a las esponjas de baño, ya que funcionan de forma parecida, solo que por norma son menos agresivas.
Su principal objetivo es dejar la piel limpia, lisa y libre de impurezas a través de la eliminación de todo tipo de partículas que se hayan quedado acumuladas en ella en los últimos días.
Lo consigue gracias a su textura rugosa, que es capaz de proporcionar un eficaz peeling corporal.
Más allá de limpiar a fondo nuestro cuerpo y de su enorme poder drenante, la ligera presión que tenemos que ejercer con ellos permiten reactivar el flujo sanguíneo, romper los nódulos adiposos y, por tanto, combatir la presencia y apariencia de la piel de naranja.
También conocidos como guantes de crin, esto se debe a que en origen están realizados a base de productos de origen vegetal o, efectivamente, de las crines de algún animal.
En función de eso, será más o menos áspero, como iremos viendo más adelante.
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¿Cómo debes utilizarlos?
La clave de la eficacia de este producto tiene mucho que ver con cómo lo utilizamos, pues ahí reside la diferencia entre conseguir unos excelentes resultados o dañar nuestra piel.
Al fin y al cabo, la exfoliación es un tratamiento algo abrasivo, por lo que tenemos que ir con cuidado.
Para empezar, es importante que cuando emplees el guante, lo hagas siempre durante la ducha o baño.
En ese momento concreto, gracias a la humedad del ambiente y de tu cuerpo, el tratamiento será menos agresivo con la dermis, pero también más eficaz.
A continuación, extrae un poco de gel (el que prefieras según tus gustos, aunque más naturales sean sus ingredientes, mejor) y échalo sobre tu mano enguantada.
Después, frota con ella todo tu cuerpo, realizando movimientos circulares y una ligera presión, para reactivar la circulación.
Comienza por los hombros y ve bajando hasta el tren inferior, pasando antes por el pecho, las piernas y el estómago.
Después, pásalo por los muslos, el glúteo, los gemelos, los tobillos y las plantas de los pies.
Eso sí, evita la cara, pues puede ser demasiado fuerte para un área tan sensible.
A su vez, a medida que masajeas, debes ir enjuagando los guantes.
Hazlo con cierta frecuencia para eliminar de ellos las células muertas y el resto de impurezas que acabas de retirar de tu piel.
Tras cada enjuague, no olvides añadir un poco más de gel.
Cuando frotes, hazlo evitando las áreas que tengas más sensibles, sobre todo aquellas con heridas, quemaduras o en las que estés sufriendo algún problema de irritación o rojeces.
Conviene esperar a que tu piel se recupere antes de someterla a un proceso tan abrasivo.
En la misma línea, si en algún momento del tratamiento notas picores o molestias, lo mejor es que pares y que dejes la exfoliación para más adelante. Será que necesitas mimar la dermis y aportarle una buena dosis de hidratación antes de sanearla.
El siguiente paso consiste, simplemente, en retirar los restos de gel con abundante agua, que preferiblemente debe ser templada o, mejor, fría, pues así mejora el flujo sanguíneo y se quedan bien cerrados los poros.
A la hora de secarte, utiliza una toalla limpia que sea suave y no la arrastres por la dermis.
Ten en cuenta que tu cuerpo estará especialmente sensible en ese momento, por lo que si no vas con cuidado eso podría generarte algunos arañazos.
Tampoco te olvides de limpiar bien los guantes. Enjuágalos y luego cuélgalos en algún lugar en el que no haya humedad para que se sequen.
De lo contrario, podrían deteriorarse o salirles moho.
También por este motivo, conviene que los cambies cada uno o dos meses, en función del uso que les estés dando.
Después es muy importante que apliques tu crema hidratante habitual, aprovechando que en este momento se asimilará mejor.
Así también evitarás los problemas de sequedad y le aportarás toda la nutrición que necesita.
¿Cada cuánto es recomendable hacer esta exfoliación?
En general, las exfoliaciones son unos tratamientos que deben hacerse con cierta regularidad, pero sin abusar.
Por eso, lo adecuado es realizar una a la semana, aunque dependerá de las necesidades de tu dermis.
Con los guantes ocurre lo mismo, de manera que podrás usarlos un máximo de una o dos veces por semana, pero siempre dejando entre medias varios días de descanso, para evitar que la barrera de protección natural de la piel se destruya.
De todas formas, no pierdas de vista que no tienes por qué exfoliar todo el cuerpo a la vez. Si notas áreas más envejecidas o grasas, puedes hacer énfasis en ellas durante la ducha y dejar otras partes más sensibles o incluso irritadas tranquilas.
¿Es un producto recomendado para todo el mundo?
A pesar de que resulte algo agresivo, la exfoliación con guante es apta para todo tipo de pieles por todas las razones que ya hemos visto con anterioridad.
Simplemente tienes que tener claro con qué frecuencia realizarla y de qué manera para que tu dermis no se resienta.
Por ejemplo, para todas aquellas personas con celulitis o estrías es un método eficaz a la hora de reducir la piel de naranja y conseguir un cuerpo más tonificado de una manera tan cómoda como sencilla.
Mientras, en el caso de las dermis más secas, sensibles o con problemas de alergia, será una manera de oxigenar la zona y de conseguir que los productos hidratantes sean después más eficaces, por lo que quedará perfectamente nutrida.
Por su parte, aquellas más grasas podrán eliminar el exceso de sebo a través de este tratamiento, que de este modo se convierte en un aliado estupendo para quienes quieren combatir el acné.
Como es lógico, el material del que esté hecho el guante será un factor determinante de los resultados conseguidos y de lo beneficiosa que será la exfoliación en tu caso, así que eso es lo que veremos en el siguiente bloque.
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¿En qué debes fijarte a la hora de elegir un buen guante?
Para cerrar, tenemos que detenernos en una decisión fundamental.
Es decir, vamos a ver qué conviene que tengas en cuenta antes de comprar un guante exfoliante para asegurarte de que sea el más adecuado en tu caso y el que mejor se adapta a tus necesidades.
Lo primero que debes tener muy claro es cuáles son las características principales de tu piel.
No será lo mismo si sufres de exceso de sebo que si tienes problemas de sensibilidad, de manera que esto nos indicará el tipo de material adecuado en cada caso.
Si tienes dermatitis lo mejor es apostar por guantes ligeros y flexibles, de materiales como la silicona, pues son livianos y poco agresivos, por lo que eliminan las células muertas sin causar irritación.
O, por supuesto, el algodón (sobre todo si es orgánico), para un cuidado más natural.
Además, debes combinarlos con jabones líquidos naturales y que contengan ingredientes humectantes, como puede ser el aloe vera, el aceite de almendras, glicerina u orea.
En caso de que esto no suponga un inconveniente, los guantes más ásperos no serán un problema para ti.
Es más, te ayudarán a lograr una exfoliación más profunda que te dejará la dermis mucho más sana y joven de una sola pasada.
Otra alternativa es conseguir un producto de doble cara, que por un lado tenga celdas pequeñas y más suaves y, por el otro, unas que sean más anchas y abrasivas.
De esta manera podrás combinar las exfoliaciones más ligeras con las más intensas, consiguiendo un producto que se adapte a la perfección a tu cuerpo.
Conclusiones finales
Después de todo lo que hemos visto, seguro que ha quedado claro que estos guantes de higiene corporal son muy interesantes porque consiguen reunir todos los beneficios de los cosméticos exfoliantes de una manera cómoda.
Su sencillo método de empleo hace que aprovechemos al máximo el momento de la ducha y que en cuestión de unos minutos logremos tener una piel saneada y libre de toxinas, suciedad o de las células muertas que se hayan acumulado en ella.
Lo único que debes hacer es prestar atención para no emplearlo sobre zonas dañadas o sensibles y dar con un producto que sea adecuado para las características de tu piel.
Es decir, más suave para las secas y con cerdas grandes para las grasas.
Tampoco te olvides que conviene reemplazarlos pasados unos meses, para evitar que se pongan en mal estado y pierdan propiedades.
Quizá este momento sea una buena oportunidad para probar un estilo distinto y ver cuál te funciona mejor.
Por lo demás, con que lo utilices una vez a la semana será suficiente. Intenta ser constante y emplearlo con cierta frecuencia, porque así obtendrás mejores resultados que a su vez serán mucho más prolongados en el tiempo.
Así, que no lo dudes, ahora que ya sabes qué es un guante exfoliante, cómo utilizarlo y cómo elegir uno, ya puedes lanzarte a probarlo para comprobar por ti misma cómo tu piel empieza a lucir más suave, unificada, luminosa y bonita.